Comedia dramática en la que un grupo de actores y modelos trata de hacerse un lugar en la industria del entretenimiento de New York. DiCillo se mete sin autoridad en el mismo farragoso terreno de Robert Altman en Prêt-à-Porter y (1994) y Woody Allen en Celebrity (1998). A mitad de camino nos damos cuenta que la historia no conduce a ninguna parte. El interés por las formas de pseudo arte mercantilizado, los personajes neuróticos e indecisos, la lucha diaria por llegar al éxito y las relaciones dominadas por los desencuentros son tratadas con ligereza y tono conciliatorio. El lugar de la crítica de lo alternativo desde lo alternativo es tan incómodo como evidentemente accesorio. La malicia que desprenden algunas situaciones queda diluida. Si alguna vez DiCillo fue la esperanza del cine independiente americano ya no lo es.