Aventura en la que un mosquero busca venganza en la Francia del siglo XVII. El film supone una nueva adaptación de Les Trois Mousquetaires (1844) de Alexandre Dumas, la segunda en diez años desde Hollywood. El film adquiere la forma de fast food cinematográfico de tono folletinesco, derivado de lo rápido de los acontecimientos y de las obligadas actualizaciones tecnológicas del dolby digital (que hace que los golpes de espadas suenen como explosiones) y de las coreográficas secuencias de acción al estilo Hong Kong de Xin Xin Xiong. Lo mejor es la fotografía, como siempre en Hyams, con el uso de las únicas luces disponibles (el sol, las velas y el fuego) y la escena a la orilla del río con la pareja de amantes (tópica, pero bella). Lo peor es el anodino Justin Chambers como protagonista, uno olvida su rostro al momento que termina el film, y el poco entusiasmo que pone el reputado elenco (Deneuve, Roth, Rea). Las cinco secuencias de acción no quedarían tan mal en Le pacte des loups (2001). Es una lástima que la partitura de David Arnold no adquiera un tono también más anacrónico, no como la ridícula A Knight’s Tale (2001), pero sí menos pastoso de lo que se escucha. Hyams sigue manteniendo un ritmo seguro de producción y resultados decentes de calidad sin importar la época, los géneros o los inversores.