Policial en el que un ex convicto inglés llega a Los Angeles para vengar la muerte de su hija relacionada con un productor de música. Ciertos estilismos fácilmente detectables como la narración fragmentada, las alteraciones temporales y la cámara al hombro no dicen nada más que lo que representan. Lo mejor termina siendo las interpretaciones (y la selección) de un reparto conformado por íconos de épocas pretéritas, las locaciones de Los Angeles que ofrecen otra cara de la ciudad y cierto aire melancólico en la simpleza y sencillez de la historia. Sin duda Soderbergh no se planteó en ningún momento redefinir o a aportar algo original al género policial. Es como si a partir de Out of Sight (1998) hubiera aprendido a lavar películas para hacerlas más agradables y menos complejos. A fin de cuentas, el principal problema termina siendo el distanciamiento emocional (la relación padre-hija tópicamente presentada). Además, si fuera tan sencillo incluir flashbacks recurriendo a una película de Terence Stamp joven, Poor Cow (1967), todo sería más fácil. El film es un producto menor pero oportuno en la carrera de Soderbergh para conservar al menos la etiqueta de independiente (que lo sea esa es otra cuestión).