The Last House on the Left (1972)

Cuento de terror en la que dos adolescentes son torturadas, violadas y asesinadas por una banda de delincuentes prófugos a las afueras de New York. La ópera prima de Craven cumple con la intención de shoquear y de llamar la atención. La sensación de pesadilla se magnifica porque la humillación, violación y muerte en el bosque se produce a escasos metros de la casa de una de las chicas. El tratamiento que hace Craven de la locura es inquietante. No se sabe hasta qué punto es una enfermedad, es producto del resentimiento o la mera diversión. Sin embargo el montaje caótico, los baches narrativos y la dudosa planificación ponen de manifiesto su inexperiencia como director. Además, quedan sueltos algunos apuntes: el episodio de los policías ineptos agrega un sentido del humor involuntario y el uso de las canciones puede resultar algo manipulador. De todas formas, el nihilismo de la resolución, ausente en el resto de la obra de Craven, confirma el valor de la propuesta.

El sadismo del film se sostiene por el uso (en apariencia inocente) de los montajes paralelos que igualan todo tipo de atrocidades con la más burda cotidianidad. La película alcanza un realismo poco habitual en las escenas de violencia a partir de ciertos detalles: los pantalones manchados de las chicas, la mosca que se posa en el rostro y la saliva durante la violación. En cierta forma también anticipa algunos elementos de The Texas Chainsaw Massacre (1974): el retrato de una familia atípica ajena a toda regla social, el uso de la motosierra en el clímax. Y hay algo de indudable malicia en esa imagen de los tres delincuentes, dos hombres y una mujer, acostados en la misma cama.