Cuento de terror en el que una pareja recién casada se muda a una casa en la que hubo unos asesinatos en Long Island en 1975. Supuestamente basado en un caso real. El film sigue al pie de la letra el prototipo de los films de casa encantada: el pasado trágico del lugar, la familia disfuncional que se muda y los indicios sobrenaturales que aparecen. Una de las pocas novedades del plateo es que la casa reacciona inmediatamente contra los extraños. La trama agrega ciertas conexiones demoníacas, a partir de un portal al infierno. El padre se empieza a volver loco, al igual que The Shining (1980) y Rosenberg trata de darle a la narración un ritmo parsimonioso y un tono sombrío como The Exorcist (1973), pero las escenas con el sacerdote resultan forzadas, la lentitud deviene en efectismo y, a fin de cuentas, el film tiene muy pocos sobresaltos para ofrecer.
Uno de los problemas que acusa The Amityville Horror es el rodaje en estudio, más aún para una película que se supone está basada en una historia real. El look de telefilm no se lo puede quitar por ningún costado. Pero la gran falla es la debilidad de la amenaza. Por más que debe seguir los eventos supuestamente reales en los que se basa, la ausencia de muertes en el film es un lastre. El efecto de la muerte y los asesinatos en el cine de terror no es satisfacer el ansía de sangre de sus realizadores o espectadores, sino establecer el poder de la amenaza. El libro de Jay Anson deja la misma impresión que la película: una narración demasiado neutra para eventos demasiado inusuales (aunque estereotipados al fin). Pero tal vez ese era el enfoque que necesitaba el film: la película fue un descomunal éxito de taquilla en Estados Unidos en la época (probablemente debido a que en ese momento la veracidad de los hechos estaba siendo cuestionada en los medios y en los tribunales). La adaptación es bastante fiel en cuanto a los personajes y la temporalidad de la historia, pero algunos eventos son suprimidos (las levitaciones de la esposa, los preparativos de la época navideña) o reordenados. Los niños tienen un papel más importante, pero siguen siendo accesorios. El único agregado es la presencia de la niñera, tal vez en sintonía con los emergentes slashers de la época.