Cuento de terror en el que una asistente de fiscal investiga unas muertes atribuidas a un supuesto demonio en un bosque de New Jersey. El film intenta crear una mitología verosímil sobre el demonio de Jersey, hacer un acercamiento serio y aterrador al tema y darle un ritmo parsimonioso a la narración. Pero en realidad no es más que una simple estafa carente de gracia, talento e inventiva. Porque la fotografía en video sólo se utiliza para abaratar costos, los personajes resultan adimensionales, los diálogos abismales e insultantes y la trama carece de un mínimo de credibilidad. Así resulta imposible sostener cada plana o escena. Particularmente molestas resultan la dolorosa Lesley-Anne Down, la escena con los adolescentes de turno en la camioneta, la nula progresión narrativa (pese a que la acción transcurre sólo en tres días) y la tipografía televisiva de los carteles que informan los lugares y las fechas. Ni siquiera la apariencia del demonio que mezcla varios animales puede generar algo de inquietud. La mediocridad militante del producto hace díficil creer que se estrenó en algunos cines y fue pensada como una saga de varios capítulos.