Film de acción en el que un policía trata de detener a un terrorista que puso una bomba en colectivo que no puede bajar de 80 kilómetros por hora en Los Angeles. De Bont orquesta un adrenalínico tour de force visual en el que la cámara no se queda quieta en ningún momento (con razón) y el montaje no busca nunca el raccord (sólo se sostiene en el marcador de velocidad del colectivo). Es una lástima que el retrato de personajes sea tan estereotipado y las situaciones tan conformistas, porque hubiera sido una película verdaderamente innovadora en el panorama del cine de acción de Hollywood de la década de 1990.