Drama en el que una estudiante de familia rica maltrata a sus compañeras en una universidad de California. El salto cualitativo que Corman da al material se puede observar en la secuencia de créditos con dibujos de una secta satánica, en la simpleza de la historia que sólo da la información justa, en el retrato de los personajes, en la captura de gestos y en el provecho que saca de las locaciones reales. Todo ello confirma que Corman es uno de los directores más subestimados del cine americano.