Drama en el que un joven empleado de una pinturería participa de un concurso de baile de música disco en New York. Más allá de las canciones de los Bee Gees, de las escenas de baile y de la consagración estelar de John Travolta, la película tiene una mirada muy desencantada hacia el ambiente que describe. Si bien se escapan algún rasgo de condescendencia o alguna subtrama gratuita, la aportación de ciertos detalles (el nombre de los premios del concurso escritos con fibra) y la continuidad en las entradas y salidas de la pista de baile dan un marco realista a la historia.