Drama en el que un coronel americano es llevado a juicio por una matanza de civiles en Yemen cuando vuelve a los Estados Unidos. El film está dividido en tres partes: la misión de rescate que termina en matanza, la investigación del abogado y el juicio al coronel. Ninguna de las tres funciona. El problema es que el film no logra desprenderse de la torpe glorificación y el pútrido patriotismo hacia el ejército americano. De allí que no se atreva a hacer un retrato más honesto del coronel que tomó la decisión, a hurgar en la corrupción dentro del gobierno americano o a explorar las motivaciones de quienes ocasionaron el conflicto en Yemen. Por lo que el desarrollo de la trama deviene un ejercicio rutinario y autocomplaciente. La ambigüedad que a veces desprenden los ojos cargados de furia del protagonista en el prólogo y la postura del abogado acusante (que nunca falta a la verdad) se echa a perder cuando las imágenes cambian arbitrariamente la versión de los hechos. La supuesta valentía para tratar ciertos temas se convierte en basura de primer orden y cobardía innecesaria.