Cuento de terror en el que una periodista acompaña a unos bomberos en una jornada laboral y quedan atrapados en un edificio repleto de zombis en Barcelona. Los dos nombres más promisorios del cine de terror español contemporáneo unen sus fuerzas para hacer uno de los films de género más aterradores y sorprendentes de la década de 2000. El film toma referencias como el escenario de Shivers (1975), las situaciones límite de The Evil Dead (1981), el falso documental de The Blair Witch Project (1999) y el concepto de zombis de 28 Days Later (2002) como simple punto de partida para explotar el material. Poco a poco la técnica del falso documental, las cámaras de video y el punto de vista de primera persona ha ido perfeccionando los mecanismos de construcción del terror para lograr una corporalidad del horror, un aprovechamiento del espacio y de la luz y una tensión progresiva que se convierte en una forma tan directa como efectiva para asustar. Con simples recursos como la identificación, la distracción y el uso de la escalera la película alcanza algunos de los momentos más estremecedores del cine de terror la década (la caída del bombero, la mordida de la niña y el clímax en el altillo). Tal vez sin demasiadas intenciones renovadoras o sin la extravagancia de la estética oriental, los directores españoles demuestran que se toman al género en serio.