Comedia dramática surreal en el que un fumigador de New York se vuelve adicto a las drogas, alucina con insectos, máquinas de escribir que hablan y se involucra en una trama de espionaje en el norte de África en la década de 1950. Más que una adaptación de la novela de Burroughs la película es una alucinada reconstrucción del proceso de su escritura, donde la ocasional vuelta a la realidad puede ser aún más tenebrosa que el mundo imaginario. Cronenberg introduce un sentido del humor tan distanciado como delirante que, lejos de provocar gracia, hace más soportable el viaje en el que tal vez sea su film más hermético y extremo.