Drama en el que un profesor de literatura de Buenos Aires es obligado a jubilarse y se muda a una chacra en Córdoba. Nunca un título tan bien puesto a una película. El film refleja la encrucijada de cierto cine argentino que quiere hablar de los temas importantes. La puesta en escena raquítica y desganada, la ideología gastada y arcaica y el dibujo de los personajes patriarcal y machista esbozan un panorama realmente lamentable. Estamos en presencia del peor film de Aristarain. Ni si quiera se lucen los diálogos y el manejo de los largos planos secuencia. Cualquier intento de realismo (o de cine social al menos) se ve abortado por la pedantería del discurso. Pese a un arranque atractivo, el film se va enterrando en el vacío y la demagogia. Lo que queda es una historia de amor tibia y fraternal entre un Federico Luppi haciendo del viejo cascarrabias de siempre y una Mercedes Sampietro más pasiva que una ameba.