Thriller de espionaje en el que un agente secreto debe proteger a la hija y la esposa de un ministro turco de visita en Paris. Claude Chabrol hace un puro ejercicio formal a partir de las secuencias de acción y persecuciones. El humor está cerca del slapstick. El material es un exploit de las películas de espías de la década de 1960. Si bien el realismo no cuaja por ningún lado y el protagonista es muy poco simpático, el resultado final no está tan lejos del Godard de Alphaville (1965).