Drama en el que un director teatral que prepara una adaptación de La Venus de las pieles (1870) de Sacher-Masoch recibe la visita de una actriz ideal para el papel en el teatro que está haciendo audiciones en Paris. Polanski continúa explotando su nueva veta teatral y ligera que inició con Carnage (2011). Pese a que el material de origen plantee el tema del sadomasoquismo y la presencia de Emmanuelle Seigner puede hacer pensar en Bitter Moon (1992), el problema esta vez es que se desprende demasiado del principal vector de su cine, el realismo dentro del esquema del género. Por lo que el resultado final deje un sabor a nada. Tal vez la falta de variantes argumentales pasada la primera mitad (más allá del previsible juego de roles entre las ficciones), la falta de mayor corporalidad en la relación entre los actores, una puesta en escena bastante esquemática y rutinaria o el poco explotado costado fantástico de la historia tenga que ver con esto. Los dos travellings que abren y cierran el film desde adentro y fuera del teatro respectivamente asumen el tono artificial de la propuesta y el carácter decididamente menor del producto, pero no logran darle la vitalidad que el film necesita.