Drama en el que un actor abandona a su mujer y a su hija para irse a vivir con su nueva novia en Paris. Luego de algunos films más ambiciosos en el terreno argumental (el mayo francés, el fantasma de una muerta, el espejo deformado de dos parejas), Garrel vuelve a lo simple, lo concreto, lo inmediato. Y compone uno de sus mejores films de su última etapa que permite además ver las virtudes atemporales de su cine: la mejor fotografía en blanco y negro del cine contemporáneo, el placer de ver la nouvelle vague en vivo en el año 2013 (sin un ápice de complacencia, reciclaje o gesto irónico) y el realismo de la puesta en escena sostenido por los cuerpos, las posturas, las vestimentas y los gestos de los actores. Esta vez incorpora a la nueva Garrel de la familia (Esther, hija suya y hermana menor de Louis), pero Olga Milshtein, la niña que interpreta a la hija del protagonista, es la que se roba todas las escenas en las que participa.