Comedia dramática en la que la actriz hongkonesa Maggie Cheung llega a Paris para protagonizar un remake del serial mudo Les vampires (1915). Olivier Assayas hace una moderna variación del tema del film dentro del film. Pese a la modestia de la propuesta, la película trata con inteligencia temas como la cinefilia, la representación y la autorreferencialidad. Al mismo tiempo que explora la comedia burlesca con estilo y espontaneidad. Hay algunos momentos delirantes como la pelea del director (Jean-Pierre Léaud) con su esposa, la policía y los bomberos porque las tomas del día fueron una mierda o el momento en que la protagonista roba unas joyas en el hotel vestida totalmente de cuero como el personaje que debe interpretar. El pequeño ejercicio autorreferencial poco a poco va despegándose de los mecanismos del juego entre realidad y ficción para encontrar una forma absolutamente pura de la imagen. Los fantasmas del pasado toman por asalto la imagen del presente en determinado momento, de manera totalmente inmotivada, pero genial. La distancia irónica se ubica en otro lugar que el de los cineastas americanos contemporáneos (Jarmusch, Coen, Tarantino).