Cuento de ciencia ficción en el que un matrimonio acusado de tener un segundo hijo es enviado a una prisión dirigida por una corporación en Estados Unidos en 2017. Pese al insufrible Christopher Lambert y la factura indudablemente comercial, el film conserva cierta malicia (golpes gore, alucinaciones, sexo) de un producto de clase B. Gordon por fin cuenta con un presupuesto holgado, decentes efectos especiales y una excelente ambientación, pero no rehúsa de sus orígenes.