Django Unchained (2012)

Western en el que un esclavo negro se convierte en caza recompensas mientras busca a su esposa en Mississippi en 1858. Luego del pasaje a las ligas mayores que dio con Inglourious Basterds (2009), Tarantino continúa efectuando una revisión de los géneros clásicos con una producción a gran escala. Ahora es el turno del western, menos spaghetti de lo que se supondría, con el trasfondo de la esclavitud como simple excusa. La operación le sale mucho mejor. El problema que evidencia su cine desde Kill Bill: Vol. 1 (2003), la transición entre escenas de acción y de diálogo y la innecesaria inclusión de las alteraciones temporales, aquí durante gran parte del film están resueltas por la continuidad espacio temporal de la historia. De esta forma, saca provecho de la profundidad de campo y de la amplitud de los espacios, juega con una idea de teatralidad cercana a Renoir y recupera la capacidad para dibujar personajes. Todas características que se le podrían atribuir a un cineasta clásico. Sin embargo, lamentablemente, todavía se lo ve temeroso de entrar a la dimensión afectiva de la imagen (de allí el desmayo) y una vez que convierte a su protagonista en un asesino vengador, sólo resta pedir disculpas al espectador. Tarantino hace rato que llegó a su techo, Jackie Brown (1997). Ahora sólo juega a ser un director popular.