Policial en el que un inspector de métodos sucios pero en el fondo justos está a la caza de un psicópata que mata personas desde la terraza de los edificios de San Francisco. El film establece un llamativo contraste entre el control que busca el orden y el desorden que genera su restablecimiento, apoyado en una postura ideológica tan discutible como clara y enmarcado en unas calles de San Francisco oscuras y sucias perfectamente capturadas por la cámara. Por momentos la violencia del montaje adquiere el ritmo de una película de terror.