Cuento de ciencia ficción en el que una astrónoma americana establece contacto con extraterrestres a través de señales radiales desde New Mexico. Adaptación de la novela de Carl Sagan. El film es un proyecto ambicioso porque trata de abarcar todas las repercusiones políticas (Clinton aparece trucado), mediáticas (multiplicidad de pantallas) y populares (manifestaciones) del suceso. Zemeckis sabe enfocar la lucha y la protagonista, pero se mete en problemas cuando intenta indagar en su pasado traumático. Más allá de la parafernalia visual (el travelling espacial que termina en los ojos de la protagonista, el juego de espejos), el film pone énfasis en el enfrentamiento de la ciencia y la religión desde cierto relativismo. Recién en el final, después de un contención de casi dos horas y media, asume ciertas posturas visuales propias de la ciencia ficción, con un viaje que recuerda 2001: A Space Odyssey (1968). Pero la resolución conciliadora, conformista y previsible nada tiene que ver con el film de Kubrick. Zemeckis queda atrapado en el dilema de no ofrecer respuestas concluyentes y tener que resolver el conflicto.