Comedia de terror en el que cinco jóvenes van a una cabaña en el bosque y se contagian de una enfermedad en la piel en Alabama. Roth sin duda es conocedor del cine de terror de la década de 1970. La textura de la imagen, los zooms, el fuera de foco, la música estridente y perturbadora, la progresión de la estructura narrativa, los golpes gore, la violencia y la crueldad remiten al cine de Tobe Hooper, George A. Romero y el primer Raimi. Pero no puede controlar algunos excesos de la comedia burda, con excéntricos personajes y situaciones incomprensibles, que arruinan el efecto aterrador. Lo que sumado a lo poco clara de la identidad de la amenaza (puede venir de la sangre, del agua, de un perro o de los locales) hace que al film le falte impacto. Los personajes resultan demasiado estereotipados y nunca se puede establecer una real identificación o empatía. Las nueve muertes no son tan gore como aparentan. Eso sí, agrega una delirante muerte de un venado atropellado. Dentro del pacato panorama del cine de terror americano la película se distingue, pero no es ninguna maravilla.