Policial en el que un viejo jugador arruinado intenta dar un último golpe con el robo de un casino en Dauville. Melville se adelanta a la nouvelle vague en cuanto al rodaje en las calles, a hacer un film de género desde otro lugar y al gusto por los personajes marginales. Ni siquiera llegamos a ver el robo que se planea. Pero no importa. No es la cuestión fundamental. En el camino hay suficientes indicios que conforman el retrato de un personaje único. El cine como puesta en escena.