Policial en el que tres jóvenes delincuentes inexpertos planean el robo de un dinero de una casa en Paris. Godard realiza un film fracturado y libre, donde reina la regla de lo imprevisible. Las coordenadas del género policial son destruidas. Hay grandes momentos como la lectura de Shakespeare en la clase de inglés, el baile de los tres personajes, el minuto de silencio y el paseo en tiempo record por el Louvre, que nada tienen que ver con la trama del robo. No es extraño que sea uno de los films favoritos de Tarantino.