Cuento de terror en el que un empresario hace una audición para conseguir esposa en Tokio. A partir de un ritmo pausado, planos generales y un gran poderío visual, Takashi Miike nos va metiendo en la escalofriante pesadilla de la vulnerabilidad del protagonista, la desconfianza del otro y la confirmación material del miedo, para redondear uno de las películas de terror más perturbadores de la década. Hasta tal punto se pierde la noción de realidad y todos los excesos son posibles y necesarios, que con sólo este film Miike entra en el olimpo de los directores de cine de terror todos los tiempos.