Historia de amor de un estudiante de periodismo recién graduado y una chica que estudia en New York, compañeros de trabajo durante el verano en un parque de diversiones de Pittsburgh en 1987. Con el envoltorio de una comedia adolescente a partir del éxito de Superbad (2007), Greg Mottola consigue llevar a la pantalla un proyecto mucho más personal. A partir del gran trabajo de los actores, de evitar conflictos innecesarios y del planteo naturalista, la puesta en escena logra capturar lo invisible: la búsqueda del “momento”, las posturas del cuerpo, la nota del llamado que ella deja en el papel. El apoyo de los personajes secundarios, la oportuna selección de canciones, el efectivo uso del vestuario y la ambientación dan el marco adecuado a una historia de amor que no elude la angustia. Si todavía subsisten algunos desacoples en el punto de vista del narrador, cierta victimización hacia los protagonistas y el conflicto irresoluble entre el realismo y el naturalismo, estas cuestiones no empañan el resultado final del producto. Con esta película Mottola sigue el camino de Wes Anderson y Richard Linklater como un lúcido narrador de historias de amor agridulces.