Drama en el que un comediante alemán judío sobreviviente de un campo de concentración es paciente en una clínica psiquiátrica para víctimas del Holocausto a las afueras de Tel Aviv en 1961. Schrader se mete en un tema complicada para el cine, el Holocausto, pero más complicado termina siendo la estructura narrativa que adopta el film. La película mezcla la comedia excéntrica de psiquiátricos, el drama del Holocausto, los flashbacks del pasado (antes, durante y después de la estadía del protagonista en los campos), pero no logra encontrar una raíz al conflicto del protagonista. Inevitablemente (para Schrader) el film termina tratando el tema de la culpa, pero esta vez el alcance es demasiado amplio y la materialización en el presente demasiado banal. Lo primero que llama la atención es la elección de Jeff Goldblum, un actor que nunca pudo encontrar su lugar como protagonista en Hollywood, aunque haya dado sobradas muestras de capacidad en The Fly (1986). Schrader se saca de encima las escenas del horror de los campos de forma bastante funcional. Por momentos aparece cierta arquitectura expresionista en los flashbacks en blanco y negro, que entra en franca confrontación con el diseño simplista y luminoso de la clínica, pero es una idea que no está del todo desarrollada.