Cuento de ciencia ficción en el que un joven violento es sometido a un tratamiento de reinserción a la sociedad en Gran Bretaña en el futuro. Adaptación de la novela de Anthony Burgess. La película funciona como un viaje fascinante al futuro, como fábula negra y como comedia del absurdo. Ensaya un estudio serio sobre la violencia, el sexo y los peligros de su control. Pero ante todo, se impone la arquitectónica puesta en escena de Stanley Kubrick a las polémicas generadas (en el momento de su estreno) por las escenas de violencia y sexo que, dicho sea de paso, están más presentes en la primera parte del film.