La morte vivante (1982)

Cuento de terror en el que una joven revive, vuelve con su novia y no puede parar de matar en un castillo de Francia.  La morte vivante tal vez sea el film de Rollin más lineal y accesible narrativamente, lo que no quita su poderosa imaginería visual. Logra darle a las escenas de violencia un toque tan perturbador como enfermizo y una entidad emocional a los personajes a partir de una historia de amor sobrenatural. A medio camino entre los zombis (con consciencia) y los vampiros (la sed de sangre), aunque sin la noción de contagio, las criaturas de Rollin redefinen los mitos del fantástico a su placer.